Historia del Cómic (XI): Western

“¡Voy a ver una del Oeste!”. Frase común que se escuchaba con frecuencia en tiempos pasados, en los años 40 y 50 del siglo XX, mostrando la enorme popularidad del cine “del Oeste”, del “Western”, que tanto apreciábamos.

Las cabalgadas de los justicieros, enmascarados o no, persiguiendo a los forajidos; la llegada de la caballería al son del clarín en el momento crítico; las guerras entre indios y colonos; los ritos indios a la luz de la Luna; las escaramuzas entre pastores y ganaderos; la soledad del sheriff; las revueltas mejicanas; los duelos en la calle desierta entre pistoleros, con espectadores disimulados detrás de las ventanas. Todas esas escenas eran fascinantes para las mentes de los espectadores y para el imaginario colectivo, que soñaba con pasearse por las calles con las pistolas al cinto para hacer frente a cualquier peligro o librar a la hermosa dama en peligro.

No solamente era el cine. También la literatura popular tenía éxito entre el público. Muchos jóvenes, y menos jóvenes, leían las novelas de Karl May y las de Salgari, así como las novelas de las Ediciones Clíper, Novelas del Oeste, Novelas del Nortey El Coyote, mientras que triunfaba entre los lectores las “novelitas de a duro”, en colecciones como Rodeo, Bisonte,Búfalo y otras muchas.

Los tebeos de aventuras consagrados al Oeste fueron numerosos en esas dos décadas. Queremos evocar solo los más característicos y que impactaron en el público infantil, juvenil y adulto, tanto de varones como de mujeres.

De América, por supuesto, nos llegaron personajes de las tiras de prensa y de los cómics, como El Rey de la Policía Montada (King ofthe Royal Mounted,1935), El Llanero Solitario (Los Ranger, 1938), Red Ryder, Tom Mix (1940), publicados primero en revistas como Yumbo (1934) o Aventurero (1935). En los años 40 se publicaron en nuestro país cuadernos con las aventuras de estos personajes. Y ya empezaron a publicarse historias originales españolas, en la revista Chicos, por ejemplo, la aventura de Cuto en los dominios de los sioux, de Jesús Blasco, 1946; La gran hazaña de Primo Villa, de Emilio Freixas, 1943; en la revista Leyendas Infantiles, el primer gran western de Iranzo, Dick Norton, 1943. 

Y, sin duda, el serial de más éxito en aquel tiempo fue El Pequeño Luchador, de Manuel Gago, 1945, autor de tantas obras maestras y seriales de éxito en todos los géneros. Otro personaje famoso, primero en las novelas y luego en los cromos y las historietas, fue El Coyote, de José Mallorquí, que llegó a tener su propia revista con contenido variado y de calidad.

De Italia nos llegaron por aquellos años 40 unos seriales que se convertirían en clásicos eternos: Texas Bill (Tex, en el original, 1948); El Pequeño Sheriff, 1948; Pecos Bill, 1949.

Los años 50 vieron la prolongación de los héroes ya establecidos, como los mencionados, y aparecieron otros que también conocieron el favor del público, en particular, en la revista Chicos, tercera época, la adaptación de la serie de novela de José Mallorquí, Dos Hombres Buenos, que tuvo gran éxito también en su difusión radiofónica. En las colecciones de cuadernos de aventuras, El Puma, de Martínez, 1952; El Charro Temerario, de Matías Alonso, 1953; Dan Barry el Terremoto, de José Ortiz, 1954; Mendoza Colt, de Martín Salvador, 1955; Yuki el Temerario, de José González, 1958; Apache, de Luís Bermejo, 1958; Dick Relámpago, de Iranzo, 1960. Sin olvidar una efímera colección publicada por Ediciones Toray, Hazañas del Oeste, 1950, que solo tuvo 11 cuadernos, pero que daría lugar más tarde a una centenaria colección bajo el mismo título y con el mismo espíritu de relatos cortos de varios autores.

 

Las décadas siguientes verían la eclosión de excelentes personajes de origen europeo, en particular fancobelga, como Jerry Spring, de Jijé, revista Spirou, 1954; el Teniente Blueberry, de Charlier y Giraud, que comenzó su andadura en la revista Pilote, en 1963; Comanche, de Hermann, 1971; Mac Coy, de Gourmelen y Palacios, 1974; Los Gringos, de Charlier y Víctor de la Fuente, 1973.

En España, nuestros autores trabajaron mucho para el extranjero, por medio de agencias y también por nombre propio. Carlos Giménez realizó Gringo, para Selecciones Ilustradas; Palacios conoció su primer gran éxito con Manos Kelly, para la revista Trinca, 1970; Víctor de la Fuente publicó en Francia Sunday, para el diario France Soir, 1970.

El Western continúa existiendo hoy en países como Francia o Italia, donde no han conseguido anularlo las publicaciones de superhéroes y “mangas”. Tex continúa su andadura con nuevas historias y constantes reediciones de sus antiguas aventuras. Blueberry conoce nuevas series (Juventud, Marshall). ¿Hasta cuándo? Muchas veces se ha anunciado su muerte, pero el Western continúa existiendo.

 

Referencias

El Boletín Especial nº 6, 2004. Iranzo y el Oeste. Colectivo

El Boletín Especial nº 25, 2006. Tex. Colectivo.

El Boletín Especial nº 35, 37, 51, 2007-2008. El Coyote y su revista. A. Riera

Los Extras El Boletín. Serie Westernario, A. Riera. 15 volúmenes, 2008-2012

Los Archivos El Boletín nº 23, 2010. Manuel Gago y el Western. A. Riera

 

Artículo de Agustín Riera Torres, investigador y divulgador de la historia del Cómic y colaborador de Librería El Boletín (librería asociada a Uniliber).

 

Consulte el resto de artículos de Historia del Cómic:

Historia del Cómic (I): La historieta, el ser humano y la cultura

Historia del Cómic (II): La Selva

Historia del Cómic (III): Capa y Espada

Historia del Cómic (IV): Guillermo el Travieso y otras bandas

Historia del Cómic (V): Mil y una noches de fantasía y sensualidad o la imposible censura

Historia del Cómic (VI): El Libro de los Libros

Historia del Cómic (VII): Mickey Spillane, el olvidado

Historia del Cómic (VIII): Asha, el desconocido

Historia del Cómic (IX): Tebeos de guerra

Historia del Cómic (X): Los vendedores callejeros de periódicos en la historieta

 

 

 

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