Librerías de viejo, un viaje en el tiempo (Artículo Diario de León)

Fuente: artículo de Cristina Fanjul  -  Diario de León 19/10/2014

l. La Trastienda y La Colegiata son las dos únicas librerías de lance que quedan en la capital. libros raros, libros descatalogados, libros con marcas, libros firmados, libros muertos que regresan a la vida. el lance resiste la crisis y demuestra que quedan románticos del papel.

Les buquinistes son los libreros de viejo más famosos del mundo. En sus tiendas, a la orilla del Sena, se pueden encontrar notables antigüedades en papel. Sin embargo, no hace falta acudir a la Ciudad Luz para encontrar joyas bibliográficas. En Léon, sin ir más lejos, hay dos: La Trastienda y La Colegiata. No está mal para un sector que reúne en España a tan sólo 200 profesionales y cuyas ventas han caído a causa de la crisis y las ventas online.

Moncho Llamazares, responsable de La Trastienda, lleva en este negocio treinta años. Son tantos que, como él dice, «en esta profesión sólo resistes si tienes mucho de don Juan». Y es que a un libro raro hay que saber cortejarlo, tocarlo, amarlo y, al final, siempre hay que desprenderse de él.

Llamazares explica que, pese a que este tipo de negocio está muy especializado, con lo que su público es muy determinado, la crisis también les ha afectado. Uno de sus clientes más importantes, las instituciones, han dejado de invertir, con lo que una parte importantes de su paquete de ventas se ha venido abajo.
Sin embargo, sigue contando con una baza fundamental: las universidades extranjeras. «Hay dos centros académicos de Japón que adquieren muchísimos libros de etnografía, historia y arquitectura leonesa», destaca Moncho, que añade que también tiene dos campus, uno en Alemania y otro en el Reino Unido que están entre sus mejores clientes. «Su mayor interés es la historia del Reino de León», subraya.
La crisis ha hecho que sean muchos los que acuden a este tipo de librerías para dar salida a bibliotecas enteras. La última, una gran biblioteca de Valladolid, de más de seis mil volúmenes, principalmente centrada en viajes y antropología. «Todos los días llama alguien para vendernos algún libro», destaca el librero, que revela que su función es un poco como la del arqueólogo. Y es que, en ocasiones, la cantidad no se corresponde con la calidad. «Hay bibliotecas de miles de libros de los que apenas se salvan unos cuantos, que serán los que volverán a ponerse en circulación», manifiesta.
El propietario de La Trastienda advierte de que muchas veces la antigüedad no supone mayor valor y se muestra huidizo cuando se le pregunta por las características que tiene que reunir un libro para que se prende de él. «Supongo que me tiene que entrar por el ojo derecho», revela. Sus preferidos, los libros de etnografía, viajes, historia y filosofía. «Hace poco vendí una auténtica joya. Una novela titulada Yasmina, las memorias de un soldado de Riaño en la guerra de África».

Sin lugar a dudas, lo que menos valor tiene son las enciclopedias. «Tengo dos palés llenos de enciclopedias que nunca se venderán», asegura. Y es que con la irrupción de internet y la sobrecarga de información que la red global ha generado, las enciclopedias clásicas han perdido su función.
Moncho Llamazares subraya que hay muchos que nunca pensaron que se acercarían a una librería de viejo y que, sin embargo, una vez dentro se dan cuenta de las posibilidades que ofrecen estos comercios. «Yo les diría que entren, que entren, aunque sólo sea a mirar porque siempre descubres algo que nunca pensaste que podrías encontrar».
Los libros de cocina se han convertido, por ejemplo, en una de las grandes sorpresas de los últimos años. Los programas televisivos han hecho que sean legión los que muevan sus ojos hacia tratados y libros antiguos que albergan secretos que ya se han perdido. En La Trastienda atesoran, por ejemplo, El tratado de guisados y potajes de Ruperto de Nola. La obra, del año 1500, es un tesoro bibliográfico puesto que todas las recetas que contiene están elaboradas con productos anteriores al descubrimiento de América. Es decir, hay muchos alimentos que aún no existían en España, como el tomate y el nabo.
El librero destaca que han tenido numerosos incunables y cantorales, si bien asegura que no tienen por qué ser los más caros. «Hay incunables que pueden estar por debajo de los mil euros», explica Llamazares, que revela que el último incunable que tuvo en la tienda fue La Summa Teológica de Santo Tomás.
Uno de sus libros preferidos fue la historia de la princesa Pocahontas, «Está en mi casa. Es uno de los que me quedé», expresa y añade que todos los libreros de viejo que conoce lo son por vocación. «En este oficio no te haces millonario. Lo que te queda, al final, es el disfrute de manejar el libro».
Si bien es cierto que en algunas ocasiones se ha enfrentado a material robado, no se trata de un problema con el que tengan que convivir de manera habitual. «Yo siempre voy a los domicilios y, una vez allí, siempre pudo la doucmentación y filiación de los libros, con lo que resulta difícil que me cuelen libros robados», destaca.
En fin, revistas, primeras ediciones, libros descatalogados, rarezas, ensayos, libros firmados, libros raros, libros de lance... El universo de los libros, todos los libros que uno se pueda imaginar y más. El lugar en el que el valor no se confunde con el precio, un lugar no apto para los cínicos


Fuente: Artículo de Cristina Fanjul 19/10/2014

http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/librerias-viejo-viaje-tiempo_929050.html


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