"Dosmilviña Xuii", un escrito de Los Navegantes del Palomar


Compartimos con vosotros un texto de "Los Navegantes del Palomar" sobre el inicio de año. Agradecemos a nuestra librería asociada "El Rincón Escrito" de Burgos que nos los haya enviado y esperamos que os gusten tanto como a nosotros.


–Me pregunto, Zarrapastro navegante, por qué todos los años, cuando va a empezar
el nuevo, nos preocupa tanto y nos fatiga descubrir si trae nombre secreto, cuando ya se
le llama, desde antes de nacer, con cuatro cifras.

– Nomina si nescis perit et cognitio rerum, naveganta Milafina: "Si no conoces los
nombres perece también el conocimiento de las cosas". Y como tú bien dices, el año
llega cifrado, o sea, sujeto a una clave.

–Pues yo aseguraría que en esta madeja no la encontraremos.

 –Sigamos mirando no obstante, Milafina.

–Tienes razón. La experiencia de otros años nos ha mostrado que la clave suele
aparecer cuando tiras del cabo suelto más insignificante... Pero insisto en que no hay
trazas de que se halle en esta madeja, Navegante.

–Es una lástima, Milafinita, porque siendo el envuelto de la trenza de una ristra de
ajos, nos entregaría el secreto con aliento de talismán contra la maldad. Pasemos a lo
siguiente, pues.
 

 –Aquí..., no sé yo..., mejor que no esté el nombre, porque pinta muy mal: es una paleta
de colores; pero todos negros.

–No adelantes pronósticos, Naveganta. Yo creo que lo que has sacado no es una paleta
de pintor, sino una balanza de malabarista.


 –¡¡Huifa!!, quizás..., y si como sugieres se trata de una balanza de malabarista, el
juego nos empuja decididamente hacia esta botella que te muestro, apta para mensaje
de náufrago, que no hace muchos días, ¡clic!, tropezó con el casco de nuestro palo/mar,
¿recuerdas?

 
–Sí lo recuerdo, golpeó por estribor, y la recogí con un estrete; aunque no veo razón
para que sea la balanza del malabarista la que nos lleva a la botella y no el azar.

–Sí la hay. Los primeros malabaristas fueron de la India, concretamente de una zona
del suroeste, la costa de Malabar, que aparece resaltada en uno de los mapas que se le
pegaron al casco de la botella en su derrota.


–Me deslumbras, naveganta Milafina. ¿Cómo sabes tanto?

–Porque me documenté cuando curioseaba en las sinuosas geografías de su cristal,
después de haber comprobado que no portaba mensaje de náufrago, sino sólo este
alambre… Fue un calvario sacarlo.




–Te sería un calvario; pero ahora alcanzaremos la gloria. Necesitábamos algo recio
que nos permitiese mantener comunicado y bien sujeto lo aparentemente disperso. ¡En
él está la clave, Milafina! Observa ese rostro en la zona oxidada del alambre. ¡Qué
equilibrio!... ¡Venga! ¡Une ya los cabos sueltos! ¿La ves?... ¡Claro que sí!... ¡Sácala!...
¡Es Dosmilviña! ¡Dosmilviña Xuii!

 –¡Anda, nace de una costilla de alambre color del barro! es un año hembra,
navegante Zarrapastro!

–Una añada, Milafina: Dos mil viña XVII.

–Elemental, que así de alambicadamente habla mi Zarrapastro: Dosmilviña Xuii...
¿Y cómo la has descubierto tan rápidamente?

–Sencillo: primero por el aire de familia con Zmilciséis, el año que se va,

 
y luego porque donde menos lo esperas, ¡salta la liebre! 



(Fin)





El Rincón Escrito, es una "Casa tomada" por los libros en la meseta burgalesa. Edificio que habitaron palomas durante un siglo, ocupado a finales del XX por una librera y un librero mareantes, que sienten cómo su ámbito se reduce por el ruido de los volúmenes, siempre insatisfechos con su espacio.


 

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